Belleza y estética

¿Y si en unas semanas te miraras al espejo y vieras una piel más luminosa, más uniforme y con menos manchas y cicatrices? No es un sueño lejano: es lo que puedes conseguir cuando te haces un peeling químico bien indicado para ti.

El peeling químico es una exfoliación controlada con ácidos que elimina las células viejas y da paso a una piel nueva, más suave y radiante.

Además, puede ayudarte con manchas, acné, líneas finas y poros dilatados, mientras estimula la producción de colágeno para que tu piel se vea más firme y fresca.

Si quieres que tu piel que se vea más renovada sin complicarte la vida, quédate: descubrirás cómo elegir el peeling perfecto para ti, qué esperar en cada paso y cómo potenciar los resultados para que tu piel hable por ti.

Índice de contenidos

Entiende el peeling químico: cómo renueva tu piel desde dentro

Qué ocurre en tu piel durante un peeling químico

Un peeling químico es mucho más que «exfoliar»: es una renovación cutánea dirigida.

Aplicamos una solución ácida controlada para provocar una microlesión superficial que hace que las capas más externas se desprendan de forma segura.

Esta «herida» controlada desencadena la respuesta natural de reparación de tu piel, estimulando un tejido nuevo, más liso y uniforme desde dentro.

Según tus necesidades, se utilizan ácidos como el glicólico, salicílico o TCA, ajustando la profundidad del tratamiento y el objetivo clínico (manchas, arrugas finas, cicatrices).

Renovación desde dentro: la cascada de regeneración

Cuando tu piel detecta la acción del peeling, activa una cascada regenerativa: acelera el recambio celular, mejora la organización de las fibras y favorece la síntesis de colágeno, lo que traduces en textura más fina, tono más uniforme y un poro que se percibe más cerrado.

Por eso el peeling es una de las herramientas más versátiles para tratar hiperpigmentación, arrugas superficiales y cicatrices de acné, con beneficios que van más allá de la superficie visible.

Además, se puede realizar en rostro y otras áreas expuestas, con especial impacto en la zona perioral que enmarca tu sonrisa.

  • Peelings superficiales (AHA/BHA como glicólico o salicílico): afinan la capa córnea, iluminan y regulan la oleosidad con poca baja social. Ideales para primeras manchas y textura irregular.
  • Peelings medios (TCA): actúan en epidermis y parte de la dermis papilar; suaves con arrugas finas y cicatrices poco profundas, y muy efectivos en melasmas seleccionados.
  • Peelings profundos (fenol): reservados para fotodaño intenso y arrugas marcadas; requieren control médico estricto por su mayor potencial y riesgos asociados.

Indicaciones y resultados cerca de la boca

Si te preocupan las manchas del «bigote», las líneas código de barras o pequeñas cicatrices periorales, el peeling químico puede suavizarlas de forma progresiva y segura.

Los resultados se perciben en dos tiempos: ese «glow» inmediato tras la sesión y, después, la descamación visible que suele iniciar a las 48-72 horas.

En peelings superficiales, la piel se normaliza en pocos días; los medios y profundos requieren más tiempo de recuperación y cuidados específicos.

Al finalizar el proceso, notarás un contorno de labios más homogéneo y una piel que acompaña a tu sonrisa con aspecto fresco y saludable.

  • Mejora del tono: atenua hiperpigmentaciones y manchas solares.
  • Textura refinada: superficie más lisa para un maquillaje que asienta mejor.
  • Suavizado de líneas finas: especialmente útil alrededor del labio superior.
  • Aspecto más uniforme: clave para armonizar piel y sonrisa en conjunto.

Seguridad y cuidados que marcan la diferencia

El éxito del peeling no termina al salir de la clínica: continúa en casa.

Durante los días posteriores, toca mimar tu piel con fotoprotección SPF 50+, limpiadores suaves y emolientes; evita calor excesivo, depilación, frotar o «arrancar» las pielecitas, y pospone activos potentes como retinoides hasta que el profesional lo indique.

Como todo procedimiento médico-estético, existen riesgos poco frecuentes pero relevantes: hiperpigmentación postinflamatoria, infección, cambios de color y, de forma excepcional, cicatrices; la probabilidad y el tiempo de recuperación dependen de la profundidad del peeling y de tu fototipo.

  • No sol directo ni calor intenso (saunas, ejercicio vigoroso) los primeros días.
  • Hidratación constante y limpieza gentil, sin exfoliantes físicos.
  • SPF 50+ reaplicado cada 2-3 horas si hay exposición.
  • Seguimiento profesional para ajustar ritmos y sesiones según tu respuesta.

Cómo elegimos el peeling adecuado para ti

Tu piel es única, y también lo es tu plan. Evaluamos tu fototipo, historial de manchas, sensibilidad, medicación y objetivos (por ejemplo, mejorar el marco de la sonrisa antes de un tratamiento estético dental) para seleccionar el ácido, la concentración y el número de sesiones.

En fototipos altos o melasma, afinamos el protocolo para minimizar riesgos y optimizar resultados; y si se requiere un peeling medio o profundo, lo realizamos con supervisión médica y un plan de pre y post-peel personalizado.

Así, potenciamos una piel luminosa que realza tu expresión y acompaña tu salud oral con una estética integral.

Entiende el peeling químico: cómo renueva tu piel desde dentro

Ácidos y profundidades: elige la intensidad que tu piel realmente necesita

Identifica el ácido ideal para tu piel

La magia del peeling químico está en el ácido que eliges y en cómo actúa sobre la superficie y las capas más profundas de tu piel.

Los AHA (como el ácido glicólico, láctico y mandélico) aman el agua y trabajan en la epidermis: iluminan, suavizan textura y difuminan manchas superficiales.

Los BHA, en especial el ácido salicílico, se llevan bien con el sebo: desobstruyen poros y ayudan en pieles con acné e imperfecciones.

Si buscas un reinicio más intenso, el TCA (ácido tricloroacético) y el retinoico pueden alcanzar mayor profundidad, afinando cicatrices y arrugas finas.

Aquí no se trata de aguantar más para «ver más», sino de personalizar para que tu piel responda bonito, sin sustos.

  • Glicólico (AHA): brillo, textura y poros afinados en fototipos claros a medios.
  • Láctico (AHA): hidratación y luminosidad para pieles sensibles o secas.
  • Mandélico (AHA): opción suave para melasma y pieles morenas.
  • Salicílico (BHA): comedones, brotes y marcas por acné.
  • TCA: manchas resistentes, cicatrices de acné y líneas finas.
  • Retinoico: renovación global y estímulo de colágeno con menor tiempo de inactividad.

Profundidades con propósito: superficial, media y profunda

Piensa en la piel como en capas: una exfoliación superficial acaricia la epidermis para pulir tono y dar «efecto buena cara» con mínima descamación.

La media llega hasta la dermis papilar, ideal para manchas más marcadas y textura irregular.

La profunda alcanza la dermis reticular: es para cambios notables en cicatrices y fotoenvejecimiento, pero requiere más cuidados y un plan claro.

Elegimos la profundidad que tu piel y tu agenda pueden sostener: resultados visibles, sí; riesgos, los mínimos.

  • Superficial: leve enrojecimiento, descamación fina 2-4 días, retorno rápido a rutina.
  • Media: descamación visible 5-7 días; ideal en protocolos en serie.
  • Profunda: recuperación más lenta y seguimiento estrecho; resultados potentes.

Elige por objetivo: manchas, cicatrices o luz inmediata

Si tu prioridad son las manchas postinflamatorias o el melasma, combinamos mandélico, láctico o TCA suave en ciclos que respeten tu fototipo.

Para cicatrices de acné, el TCA por puntos o concentraciones controladas ofrece mejoras notables en textura.

¿Buscas un glow antes de una sesión de fotos tras tu blanqueamiento dental?

Un peel superficial con glicólico o láctico te da ese plus de luminosidad que realza tu sonrisa.

La clave es alinear expectativa, biología y calendario.

  • Manchas difusas: AHA de baja a media concentración, constancia y fotoprotección.
  • Cicatrices: TCA focal o medio, posible sinergia con microneedling en fases.
  • Glow exprés: láctico/glicólico suave 5-7 días antes de tu evento.

Seguridad primero: tu fototipo, temporada y hábitos

No todas las pieles responden igual.

En fototipos altos (piel morena), preferimos mandélico, láctico y protocolos graduales para minimizar la hiperpigmentación postinflamatoria.

En meses de alta radiación, ajustamos tiempos y reforzamos barrera. Si usas retinoides, isotretinoína o realizaste láser recientemente, calibramos dosis, pausas y tiempos de espera.

Y, como clínica dental, cuidamos la zona perioral: sellamos comisuras y borde labial para que el peeling embellezca sin irritar, incluso si estás en tratamiento de ortodoncia o has recibido hialurónico labial.

  • Fotoprotección 50+ diaria y reaplicación, sí o sí.
  • Sostén la barrera: ceramidas, pantenol y limpiadores suaves.
  • Evita calor intenso, saunas y ejercicio vigoroso 48-72 h post-peel.
  • No arranques la descamación: deja que la piel se renueve sola.

Protocolo clínico: precisión, neutralización y resultados medibles

Contigo trazamos un plan por capas: evaluación, test de sensibilidad, selección de ácido y profundidad, tiempo controlado, neutralización y pauta domiciliaria.

Documentamos con fotos estandarizadas (como hacemos en estética dental) para que veas la evolución real de tus manchas y cicatrices.

Nos gusta trabajar en series de 3-6 sesiones, porque la constancia multiplica resultados y minimiza riesgos.

Si tienes una cita importante-una nueva sonrisa, por ejemplo-ajustamos el calendario para que llegues con piel calmada y luminosa.

  • Pre-peel: 7-14 días de preparación con activos suaves según tu piel.
  • In situ: capas progresivas y monitoreo de sensación «frost» o eritema controlado.
  • Post: kit calmante, instrucciones claras y seguimiento por WhatsApp.

Un apunte sobre el término «peeling»

La palabra peeling también se usa fuera de la estética facial para describir el desprendimiento de capas, como ocurre en el cuero cabelludo con descamación por hongos o desequilibrios de pH, o en ámbitos técnicos cuando se «despegan» capas de un material, como en algunos componentes electrónicos.

En estética médica, sin embargo, hablamos de protocolos controlados que renuevan la piel de forma segura y dirigida, con objetivos claros y medición de resultados.

Ácidos y profundidades: elige la intensidad que tu piel realmente necesita

Tu piel y tú: señales, fototipo y contraindicaciones para decidir con cabeza

Lee las señales reales de tu piel antes de decidir

Tu piel te habla, y si la escuchas, decidirás mejor.

Cuando notas textura áspera, un tono apagado que no mejora con tu rutina, pequeñas manchas posinflamatorias tras granitos o cicatrices de acné superficiales, el peeling químico puede ser tu aliado.

En cambio, si tienes brotes activos, herpes labial en curso, dermatitis irritada o te has expuesto mucho al sol recientemente, frena: es momento de reforzar la barrera cutánea y reprogramar.

  • Buenas señales para avanzar: piel opaca, poros visibles, marcas recientes, textura irregular.
  • Señales para posponer: heridas, erupciones activas, labios agrietados o herpes, quemadura solar, piel sobreexfoliada.

Un buen peeling no «agrede»: acompaña la renovación.

En estética profesional, la técnica de exfoliación correcta retira partículas queratinizadas y residuos de productos, permitiendo que la piel «respire» mejor y se vea más pulida, algo descrito también en protocolos de peelings del cuero cabelludo, donde la limpieza previa y el masaje facilitan la eliminación de depósitos y colorantes acumulados.

Tu fototipo manda: personaliza el ácido y la intensidad

No todas las pieles reaccionan igual. Si tu fototipo es I-II (muy claro), sueles enrojecer con facilidad; conviene empezar con peelings superficiales y aumentar gradualmente.

En fototipos III-IV, equilibramos eficacia y seguridad para manchas y cicatrices leves.

Y en V-VI, priorizamos activos suaves y de alto perfil de seguridad (como el mandélico) y protocolos antiinflamatorios para minimizar el riesgo de hiperpigmentación postinflamatoria.

La clave está en adaptar concentración, tiempo de contacto y combinación de ácidos (glicólico, salicílico, láctico, mandélico) a tu tipo de piel y a tu historial de sensibilidad.

  • Objetivo manchas y melasma: ritmos lentos, más sesiones, menos agresividad.
  • Objetivo cicatrices de acné: alterna peelings con técnicas de estímulo dérmico según respuesta.
  • Piel sensible: apuesta por formulaciones «buffered» y ventanas de recuperación generosas.

Contraindicaciones claras para decidir con cabeza

Hay momentos en los que un peeling químico no es buena idea. Mejor esperar si:

  • Usaste isotretinoína oral en los últimos 6-12 meses o tienes tendencia a queloides.
  • Presentas infecciones activas (incluido herpes labial) o dermatitis descontrolada.
  • Estás embarazada o en lactancia y buscas máxima prudencia (consulta individualizada).
  • Te hiciste láser, microneedling o depilación reciente en la zona.
  • Usas retinoides tópicos: suspende unos días antes según pauta profesional.
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Recuerda: la seguridad no es negociable.

Un buen plan prioriza tu barrera cutánea y tu estilo de vida (exposición solar, entrenamientos, agenda laboral) para evitar rebotes de hiperpigmentación y asegurar resultados bonitos y predecibles.

Sinergia con tu sonrisa: zona perioral bajo lupa

Si te preocupa la armonía facial alrededor de tu sonrisa, el peeling químico puede suavizar el código de barras, igualar el tono del contorno de labios y atenuar manchas cerca de la boca.

Para pacientes que se van a realizar higiene dental profesional, blanqueamiento o tratamientos prolongados con separadores, coordina tiempos: evita un peeling medio en los 3-5 días previos para no irritar, y protege bien la piel tras el procedimiento.

Si tienes antecedentes de herpes labial, valora profilaxis médica y agenda en periodos de calma.

  • Plan inteligente: primero estabiliza piel, luego blanqueamiento; o al revés, con 72 h de margen.
  • Labios y comisuras: barreras reparadoras y fotoprotección específica tras cada sesión.

Checklist exprés: lo que te conviene hacer (y evitar)

Unos ajustes sencillos marcan la diferencia en resultados y seguridad:

  • 7 días antes: limita retinoides, scrubs y exfoliantes caseros; usa protector solar a diario.
  • 48 h antes: evita calor intenso, depilación o afeitado agresivo en la zona.
  • Después: nada de saunas, spinning caliente o rascar descamación; elige limpiadores suaves y cremas reparadoras ricas en ceramidas.
  • Siempre: reaplica SPF 50+ y usa barra fotoprotectora en el borde labial.

Una exfoliación profesional bien ejecutada elimina con precisión las células muertas y residuos acumulados, optimizando la función de tu piel y el aspecto del tercio inferior facial, algo análogo a lo observado en técnicas de «scalp peel», donde se retiran partículas queratinizadas y restos de productos para que la piel «respire» mejor.

Decisión informada, resultados que se notan

Cuando conectas las señales de tu piel con tu fototipo y respetas las contraindicaciones, el peeling químico se convierte en una herramienta segura para renovar textura, difuminar manchas y suavizar cicatrices.

Desde la consulta, trazamos contigo un plan realista: número de sesiones, elección de ácidos, temporada del año y co cuidado con tu salud oral y estética perioral.

Así, tu piel se ve luminosa y uniforme, y tu sonrisa gana el marco que merece.

Tu piel y tú: señales, fototipo y contraindicaciones para decidir con cabeza

Preparación con propósito: productos que suman, qué suspender y cómo blindar tu barrera

Tu mapa previo al peeling: menos es más

La mejor preparación para un peeling químico empieza por simplificar: rutina corta, texturas amables y activos que nutran tu barrera cutánea.

Antes de exfoliar, conviene que tu piel llegue equilibrada: piensa en ceramidas, niacinamida, pantenol y ácido hialurónico como tu equipo titular.

Así, cuando el peeling haga su trabajo –retirar células muertas y dar paso a una piel más nueva y luminosa– la recuperación es más rápida y confortable.

  • Limpiador suave (pH fisiológico): sin sulfatos, sin fragancias intensas.
  • Hidratante con ceramidas + colesterol + ácidos grasos: rellena y sella.
  • Niacinamida 2-5%: calma, refuerza la función barrera y ayuda con poros y tono.
  • Ácido hialurónico y pantenol: humectación que no irrita.
  • Protector solar SPF 50+ de amplio espectro: tu seguro diario antes y después del procedimiento.

Qué suspender (y cuándo) para llegar con la piel en paz

Los días previos importan. Evita llegar al peeling químico con la piel «afinada» por exceso de estímulos.

Una mala técnica o combinación de activos puede sensibilizar y empeorar resultados; la clave es bajar revoluciones y evitar sobreexfoliar.

  • 5-7 días antes: pausa retinoides, exfoliantes químicos potentes (AHA como glicólico/láctico y BHA como salicílico), y scrubs físicos intensos.
  • 3-5 días antes: evita depilación con cera, dermaplaning, autobronceadores y procedimientos como microdermoabrasión.
  • 48 horas antes: descansa de tónicos con alcohol y fragancias; suspende saunas y ejercicio muy intenso que aumente el enrojecimiento.

Recuerda que existen múltiples métodos de peeling (AHA Peel, Chemical Peel, Yellow Peel, entre otros), cada uno con intensidades y protocolos distintos; por eso la preparación se personaliza para proteger tu piel y potenciar resultados.

Blindar tu barrera cutánea: tu mejor seguro de resultados

Imagina tu barrera como un escudo microscópico. Si está fuerte, el peeling corrige manchas, cicatrices y textura con menos riesgo de irritación.

Refuerza con una «fórmula 3-2-1»: tres capas finas de humectante, dos de emoliente nutritivo y una de oclusivo ligero por la noche. Ingredientes aliados: ceramidas, esqualano, madecassoside y alantoína.

  • Estabilidad primero: si notas tirantez o descamación previa, ajusta y rehidrata antes de proceder.
  • Zona perioral: si usas ortodoncia o has pasado por tratamientos dentales recientes, protege comisuras y contorno de labios con una capa extra de bálsamo neutro para evitar microfisuras post-peel.
  • Noche previa: rutina minimalista, sin ácidos; sólo limpieza, hidratación y un oclusivo ligero si lo toleras.

Sinergias inteligentes que sí suman

No todo es pausa: hay activos que preparan y sumen en sinergia con la exfoliación química.

En pieles sensibles, los polihidroxiácidos (PHA) a baja concentración, usados a días alternos una semana antes, pueden afinar suavemente sin comprometer la barrera; combínalos con niacinamida y antioxidantes suaves para reducir enrojecimiento.

Si tu prioridad son las manchas, una vitamina C estable por la mañana ayuda a uniformar el tono y potencia el brillo posterior al procedimiento. Todo, siempre, bajo el paraguas del SPF 50+.

  • Azelaico 5-10%: calma, apoya contra manchas y rojeces sin exfoliar en exceso.
  • Antioxidantes suaves: vitamina C derivada o resveratrol para un «pre-prime» luminoso.
  • Bálsamo perioral: clave para quienes respiran más por la boca o usan ferulizaciones nocturnas.

Protocolo simple de 7 días antes y 7 días después

  • Días -7 a -3: rutina base (limpieza suave + hidratante + SPF 50+). No introduces nada nuevo; sólo estabilizas.
  • El objetivo: que el peeling retire lo que sobra y estimule piel nueva sin sorpresas..
  • Días -2 a -1: cero exfoliación. Máxima hidratación y sueño reparador. Evita comidas muy picantes y alcohol que exacerben el enrojecimiento.
  • Día 0: piel limpia, sin maquillaje, bien hidratada y con fotoprotección si te expones antes del procedimiento. Recuerda: la técnica correcta evita daños y optimiza resultados.
  • Días +1 a +7: mima tu piel con el trío limpieza suave + hidratación reparadora + SPF 50+. Reaplica el protector cada 2-3 horas si hay exposición. Evita calor directo, gimnasio intenso, piscinas y rascar la descamación; deja que la piel se renueve sola.

Señales de alerta y ajustes sobre la marcha

Si aparecen ardor persistente, costras o áreas que duelen al tacto, vuelve a lo básico y consulta antes de reintroducir activos.

El enrojecimiento leve y la descamación fina son esperables; el dolor punzante, no. Recuerda: preparar con propósito es el 50% del éxito; el otro 50% es respetar los tiempos de tu piel y el protocolo adecuado del tipo de peeling que elijas (AHA Peel, Chemical Peel, Yellow Peel, etc.).

Preparación con propósito: productos que suman, qué suspender y cómo blindar tu barrera

Manchas y cicatrices a la mira: qué puedes mejorar y hasta dónde según su tipo y profundidad

Antes de decidir, distingue tu «huella» cutánea

Lo primero es reconocer qué tipo de mancha o cicatriz te acompaña. No todas responden igual al peeling químico y, según su profundidad, el plan cambia.

Piensa en la piel como en una sonrisa: hay detalles de superficie que se pulen rápido, y ajustes estructurales que requieren más estrategia y tiempo.

Con un buen diagnóstico, evitamos promesas vacías y te guiamos hacia mejoras reales y medibles.

  • Manchas superficiales: léntigos solares, hiperpigmentación postinflamatoria (marquitas tras acné o depilación), tono apagado. Responden muy bien a peelings superficiales.
  • Manchas mixtas u hormonales: melasma. Mejora con peelings controlados y preparación en casa, pero exige constancia y fotoprotección absoluta.
  • Cicatrices superficiales: poros dilatados, textura irregular leve. Mejoran con peelings superficiales a medios.
  • Cicatrices de acné más marcadas: rolling y boxcar (depresiones anchas), icepick (picas estrechas y profundas). Suelen requerir peelings medios o técnicas combinadas.

Qué puedes mejorar según la profundidad del peeling

En términos simples: a mayor profundidad, mayor capacidad de remodelación… y también más recuperación.

Buscamos el punto justo entre resultado y comodidad para ti.

  • Peeling superficial (ácidos como glicólico, láctico, salicílico): ilumina, afina textura, reduce manchas recientes y marquitas superficiales. Ideal como «mantenimiento de brillo».
  • Peeling medio (por ejemplo, TCA en concentraciones controladas): aborda léntigos más tercos, algunas cicatrices tipo boxcar poco profundas y líneas finas. Suele requerir 2-4 sesiones.
  • Peeling profundo (protocolos avanzados): reservado para casos seleccionados. Puede suavizar cicatrices más evidentes y fotodaño notable, pero implica más cuidados y tiempo de recuperación.

Traducido a resultados: manchas superficiales pueden aclarar de forma visible en 1-3 sesiones; el melasma mejora por fases y demanda mantenimiento; las cicatrices leves ganan uniformidad progresiva; y las cicatrices profundas suelen requerir un enfoque por capas y realista: mejorar sí, «borrarlas» no siempre.

Manchas: solares, hormonales y postinflamatorias

Si te preocupa el mapa de manchas, la estrategia importa tanto como el ácido. Para léntigos solares, los peelings con alfa-hidroxiácidos o TCA suave logran un tono más uniforme.

La hiperpigmentación postinflamatoria responde bien si modulamos la inflamación y preparamos la piel con activos despigmentantes en casa.

Con el melasma, la clave es ser inteligente: peelings suaves y seriados, pretratamiento con retinoides o azelaico, y fotoprotección SPF 50+ todos los días.

Así evitamos el efecto rebote y cuidamos la barrera cutánea, especialmente en la zona perioral, donde la piel es más fina y se nota en tu sonrisa.

Cicatrices de acné: cómo se comportan de verdad

No todas las cicatrices tienen la misma «personalidad».

Las rolling y boxcar poco profundas pueden suavizarse con peelings medios, mejorando la difracción de la luz en la piel y, por tanto, cómo se ven a simple vista.

Las icepick, al ser más profundas y estrechas, requieren un plan más quirúrgico y escalonado; aquí el peeling químico es un pilar, pero no siempre el único.

Espera una mejora progresiva, no un «borrado mágico». Lo bonito es que, con constancia y una buena secuencia de sesiones, la piel recupera relieve, y tu expresión gana naturalidad incluso al gesticular o reír.

Zona perioral: donde piel y sonrisa se encuentran

La piel alrededor de la boca trabaja a jornada completa: hablas, sonríes, comes, y hasta el roce de la mascarilla ha podido dejar manchas peribucales o sensibilidad.

Los peelings superficiales aquí son aliados para homogeneizar el tono, suavizar el «código de barras» incipiente y dar un aspecto más pulido que realza el blanqueamiento dental o la ortodoncia.

Si hay marquitas de acné en el mentón o comisuras, combinamos protocolos suaves por etapas para no irritar y conseguir una mejoría visible sin detener tu rutina.

Tu plan de acción: realista, secuencial y seguro

Para que el peeling te sume y no te complique, diseñamos un plan que encaje contigo:

  • Preparación: 2-4 semanas con cosmética a medida (retinoides suaves, niacinamida, azelaico o despigmentantes) y fotoprotección diaria.
  • Sesiones: cada 3-6 semanas según tipo de mancha o cicatriz, ajustando concentración y tiempo de contacto para ir a tu ritmo.
  • Recuperación: hidratación intensiva, cero fricción, y SPF 50+ llueva o haga sol. Esto consolida resultados y evita rebotes.
  • Mantenimiento: peelings ligeros estacionales para manchas; para cicatrices, ciclos más largos y evaluación periódica de la respuesta.

En resumen: puedes aclarar manchas, pulir textura y suavizar cicatrices de forma tangible.

Lo que marca la diferencia no es solo el ácido, sino el criterio: elegir el tipo de peeling adecuado, en la dosis justa y con un acompañamiento cercano, de tú a tú, para que tu piel y tu sonrisa jueguen en el mismo equipo.

peeling quimico

Mantén el cambio: frecuencia ideal, mantenimiento en casa y combinaciones que multiplican resultados

Tu calendario ideal: el ritmo que respeta tu piel

Para que el peeling químico te regale resultados visibles y duraderos sin irritaciones, la clave está en el timing.

Como guía práctica: los peelings superficiales pueden realizarse cada 2-4 semanas en planes de 3 a 6 sesiones; los medios, cada 6-8 semanas (2-3 sesiones); y los profundos suelen ser únicos o muy espaciados (hasta 12 meses) según tu objetivo y fototipo.

Si te preocupan manchas o cicatrices de acné, piensa en ciclos estacionales: intensivo en otoño-invierno y mantenimiento en primavera-verano.

Lo bonito: podemos sincronizar tu calendario con tu higiene dental profesional o un plan de estética de la sonrisa, para que piel y sonrisa avancen en equipo.

Mantenimiento en casa: lo que haces entre citas marca la diferencia

Los siete días posteriores son un «momento oro» para consolidar la renovación celular y evitar la hiperpigmentación.

Trata tu piel como si fuese una seda nueva: menos es más, mimos constantes y protección a conciencia.

A partir de la segunda semana, reintroduce activos estratégicos sin prisa.

Tu rutina deberá ser sencilla, predecible y amable con tu barrera cutánea.

  • 48-72 horas: limpieza suave, hidratantes reparadores (pantenol, ceramidas, ácido hialurónico), nada de exfoliantes ni calor excesivo. Evita gym intenso y saunas.
  • 7 días: mantén un SPF 50+ de amplio espectro cada mañana (reaplica cada 2-3 h si hay sol). No depilar con cera ni usar esponjas abrasivas.
  • Desde la semana 2: añade vitamina C por la mañana y niacinamida o azelaico por la noche para potenciar luminosidad y trabajar manchas.
  • Retinoides: reintrodúcelos de forma progresiva (1-2 noches por semana) si tu piel ya los toleraba.

Activos que suman (y cuándo usarlos)

Para mantener el efecto del peeling químico entre sesiones, apuesta por microexfoliaciones en casa 1 vez/semana con AHAs como ácido glicólico, láctico, tartárico o cítrico, y BHA como el ácido salicílico para poros y marcas.

Estas familias de ácidos son la base de muchos «peeling solutions» domésticos; úsalos con respeto y bajo guía profesional para no sobreexfoliar, sobre todo si te has tratado melasma o piel sensible.

  • Hiperpigmentación: combina por la noche ácido tranexámico o azelaico con vitamina C por la mañana.
  • Cicatrices de acné: alterna retinoide nocturno con niacinamida y una exfoliación suave semanal.
  • Piel reactiva: prioriza ceramidas, escualano y centella asiática; deja los ácidos solo para la consulta o en bajas concentraciones.

Combinaciones que multiplican resultados (y cuidan tu sonrisa)

La armonía facial no termina en la piel: también la enmarca tu sonrisa.

En nuestras clínicas, solemos orquestar sinergias que respetan tiempos de recuperación y potencian el resultado global.

Piensa en el peeling como el afinado de la textura; lo combinamos con gestos que iluminan o definen el tercio inferior del rostro para que todo se vea fresco y natural.

  • Peeling + higiene dental profesional: agenda la limpieza dental la misma semana o la siguiente para un «efecto recién estrenado» piel-sonrisa.
  • Peeling + blanqueamiento dental: sepáralos 7-10 días para evitar sumar sensibilidades; el contraste piel luminosa y dientes más claros es imbatible.
  • Peeling + LED calmante: tras peelings superficiales, la fotobiomodulación ayuda a modular enrojecimiento y favorece la recuperación de la barrera cutánea.
  • Peeling + armonización perioral: perfilar labios con ácido hialurónico o tratar sonrisa gingival en sesiones distintas (separación de 1-2 semanas) para realzar el marco de la boca sin irritar la piel recién renovada.
  • Peeling + despigmentantes clínicos: en planes para manchas resistentes, añadimos fórmulas tópicas de cabina entre sesiones para acelerar la uniformidad del tono.

Tu mapa de ruta: agenda práctica y señales para ajustar

Tu piel «habla» y conviene escucharla. Si notas rojez intensa que supera 72 h, descamación gruesa o escozor persistente, alarga el intervalo y refuerza la hidratación.

Si, por el contrario, el tono luce uniforme y la textura está fina, es probable que puedas mantener el ritmo planificado.

Para eventos (o tratamientos dentales estéticos), agenda el peeling con 10-14 días de margen.

  • Checklist rápido: SPF 50+ diario, cero UV directo, rutina simple la primera semana, reintroducción gradual de activos, hidratación constante.
  • Objetivo manchas: constancia + filtros solares + activos despigmentantes = resultados estables.
  • Objetivo cicatrices: paciencia; los cambios son acumulativos y se notan sesión a sesión.

Si te apetece, podemos diseñar contigo un plan piel-sonrisa a tu medida: frecuencia ideal, mantenimiento en casa y combinaciones inteligentes para que cada sesión sume y el cambio se mantenga sin esfuerzo.